Longitud: 19,3 km • Duración: 5 horas • Trayecto: Circular • Grado de dificultad: Bajo • Cota máxima: 25 m. • Cota mínima: 10 m • Pendiente máxima: 1,5%• Mapas recomendados: Hoja 1.055-II y IV del Mapa Topográfico Nacional del Instituto Geográfico Nacional. Escala 1:25.000 • Observaciones: La ida puede hacerse a pie o bicicleta. Ideal durante todo el año. Se aconseja llevar prismáticos y guías de aves.
Este sendero discurre por la línea litoral que se extiende desde la desembocadura del río Guadalfeo hasta el barrio de «El Varadero», en Motril, y por la vega de Motril-Salobreña, a través de sus caminos agrícolas tradicionales, dándonos a conocer uno de los paisajes de vega litoral más característicos y mejor conservados de toda la cornisa mediterránea andaluza.
El suave trazado de la ruta la hace ideal y apta para personas de todas las edades, su distancia total no excede en mucho de los 19 km, prácticamente llano con piso en buen estado que alterna tramos de asfalto con caminos de tierra en la vega. En verano es aconsejable escoger las primeras horas del día, antes de que el sol esté demasiado alto, o bien el atardecer, cuando la brisa marina y la calidez de los últimos rayos solares nos permiten disfrutar del contraste del verde de la vega con el azul del mar Mediterráneo. El resto del año se puede hacer a cualquier hora pues su suave recorrido así lo permite.
Nuestro punto de partida, y posteriormente de destino, será la plaza de Goya (Oficina de Turismo). Desde aquí descenderemos hacia la parte sur de esta localidad por la avenida Federico García Lorca, en dirección al Paseo Marítimo, hasta encontrarnos con el Parque Público La Fuente, en las inmediaciones del cual tomamos a la izquierda un camino asfaltado que nos introducirá en la primera parte de nuestro recorrido, a través de la vega y playas de Salobreña. Este camino discurre entre cañas de azúcar, frutales subtropicales y cultivos de huerta, hasta desembocar en el Camino del Molino, senda que conecta la urbanización Salomar 2.000 y la Playa de la Charca.
El nombre de este camino alude a que desde el siglo XVIII y hasta principios del XX, existió junto a la acequia actual un molino de harina, propiedad de Juan Fernández de Lara Caballero, sacerdote beneficiado de la parroquia de Salobreña. Giramos hacia la izquierda hasta llegar al río Guadalfeo, que podremos cruzar en este punto o en su desembocadura por el nuevo puente en construcción. Este curso de agua que drena gran parte de la vertiente meridional de Sierra Nevada, desembocando en un amplio delta en las inmediaciones de este villa, ha modelado a lo largo del tiempo el paisaje de nuestra vega. En efecto, las investigaciones geológicas más recientes nos constatan que hacia el año 4000-3000 a. de C., el paisaje costero era muy diferente al de hoy día. Una amplia ensenada marítima se abría en lo que hoy ocupa la vega de Motril-Salobreña, penetrando el agua hacia el interior algo más de 4 km respecto a la línea litoral actual teniendo el promontorio de Salobreña un carácter peninsular. A finales de la Edad Media, aún el promontorio conservaba este carácter peninsular, si bien rodeado por una estrecha franja de playa, siendo posible la navegación entre éste y la isla de El Peñón. No obstante, la colmatación de la bahía ocupaba ya una superficie importante, estando la desembocadura del río Guadalfeo a la altura del promontorio de Salobreña. Existen pruebas cartográficas y escritas de principios del siglo XVII que hablan de Salobreña como una villa situada a orillas del mar, frente a la cual existe una pequeña isla.
Existen pruebas cartográficas y escritas de principios del siglo XVII que hablan de Salobreña como una villa situada a orillas del mar, frente a la cual existe una pequeña isla.
Un detallado mapa de 1722 nos muestra ya una línea costera muy similar a la actual, con una amplia superficie de delta y la antigua isla de El Peñón unida por su cara norte a tierra firme.
A partir de aquí, siguiendo el río, descenderemos hasta casi su desembocadura, iniciando el tramo litoral de nuestro recorrido. En este punto, podremos disfrutar de los últimos humedales que quedan en esta parte del Mediterráneo y que han sido secularmente desecados para convertirlos en tierras cultivables. Nos encontramos ante una zona palustre cubierta densamente por carrizales, aneales, juncos y tarajes, que sirven de refugio a una variada fauna entre la que estacan las numerosas especies de aves, que ya sean de carácter estacional o permanente, tienen aquí su hábitat. Podemos observar especies tan características como el aguilucho lagunero (Circus aeruginosus), el martín pescador (Alcedo tais), lavanderas (Motacilla sp.), garcillas (Bulbucus ibis), etc., por lo que estamos seguros que éste será un lugar ideal de encuentro para ornitólogos y amantes de la naturaleza en general. A continuación, nuestro itinerario discurrirá en dirección este, entre la zona sur de la vega y el mar.
Caminando placenteramente por la playa llegamos al límite entre los términos municipales de Motril y Salobreña marcado en el mapa por el Camino de Pescadores, dejando atrás la Playa de la Cañaílla y adentrándonos, una vez pasada la Punta del Santo, en la Playa del Pelaíllo. Siguiendo la línea costera llegamos a la urbanización Playa Granada, zona residencial que destaca por sus construcciones de genuino estilo andaluz con amplias zonas ajardinadas y el campo de golf Los Moriscos. Continuamos nuestro caminar hasta llegar a la conocida como la Playa de Poniente donde podremos disfrutar de otra zona húmeda como son las denominadas Charca de Suárez y Charca del Pelaíllo (situadas detrás del Gran Hotel Elba Motril****), que a pesar de que se encuentran en un entorno más urbanizado, la variedad de los componentes ambientales que poseen hace que el pasear por sus márgenes sea todavía un verdadero placer.
Desde aquí, viraremos a la izquierda tomando el Camino de Patria, el más meridional de los caminos tradicionales que recorren la Vega Vieja, y que separa los pagos de Patria y de Las Algaidas. El nombre “Algaidas” se debe a que antiguamente existían zonas pantanosas con juncales y aneales. Seguiremos por este camino, hasta conectar con el Camino de Río Seco, actualmente asfaltado y que da acceso a la urbanización Playa Granada, a través del cual conoceremos el último paisaje agrícola de Europa caracterizado por el presencia de la caña de azúcar. Este cultivo de origen asiático, fue introducido paulatinamente por los árabes en todas las tierras aptas de las riberas del Mediterráneo y desde aquí pasó a América. Es a partir del siglo XII cuando adquiere verdadera importancia agrícola e industrial, organizándose en torno a su explotación durante los siglos XIV y XV una actividad comercial con otros países europeos. Abundaban los pequeños molinos o aduanas del azúcar, y las casas de blanqueo donde se procesaba el azúcar bruto obtenido en los ingenios. Durante los siglos XVII y XVIII el azúcar andaluz, cuyo cultivo se extendía desde Málaga a Adra, experimente una grave crisis hasta desaparecer en las últimas décadas del siglo XVIII, sustituido por el algodón.
Durante los siglos XVII y XVIII el azúcar andaluz, cuyo cultivo se extendía desde Málaga a Adra, experimente una grave crisis hasta desaparecer en las últimas décadas del siglo XVIII, sustituido por el algodón.
No obstante, se produce un nuevo resurgimiento hacia mediados del siglo XIX y la caña vuelve a ser el cultivo dominante en la Vega del Guadalfeo, a costa sobre todo de las tierras incultas y los suelos marginales. Este nuevo auge duraría poco debido al desarrollo de la industria remolachera, de tal forma, que la superficie agrícola destinada a la caña de azúcar fue disminuyendo progresivamente, siendo hasta la década de los setenta la Vega del río Guadalfeo una superficie dedicada casi de manera exclusiva a este cultivo, resistiéndose a otras alternativas agrarias que ya se habían impuesto en vegas próximas y nuevos regadíos. Sin embargo, desde mediados de los 70 se va introduciendo el cultivo de frutos subtropicales, primero el chirimoyo, y poco más tarde el aguacate, fueron ocupando las partes más altas y mejor drenadas de esta vega, de tal forma que ésta ya no es un espacio exclusivo del monocultivo cañero. Hasta el año 2.006, en el inicio de la primavera, se ha venido produciendo la zafra, impregnándose el aire de un olor dulzón proveniente de la quema de la caña de azúcar, tarea anterior a su corte. Una vez que llegamos al Camino de Río Seco, seguiremos unos metros por este carril en dirección norte, hasta su cruce con el Camino de Pescadores que nos conducirá otra vez al cauce del río Guadalfeo, y en dirección a la desembocadura al puente que conecta el paseo marítimo de Salobreña y el núcleo urbano.